Entre los países desarrollados, España ocupa unos de los primeros puesto en piratería Online, a la que se le atribuye miles de millones en pérdidas a la industria del cine y la música. El pasado 2011, ya se pretendió regularizar esta situación, con el recelo de todos y la llamada Ley Sinde, la cuál no se llegó a aplicar, finalmente, la Nueva Ley Antipiratería, vigente desde principios de Marzo, básicamente legaliza la denuncia de contenido ilegal en portales WEB sujetos a derechos de autor, con el objetivo final de su retirada en breve plazo; y si es necesaria la correspondiente acción judicial para su cierre. En cualquier caso, no se persigue directamente a los usuarios finales de este tipo de contenido.
Desde su entrada en vigor, los resultados se han hecho notar; bien a través de cientos de denuncias o el cierre automático de determinadas páginas que se ciñen a la ley. El resto de este tipo de portales, han visto debilitado su tráfico, absorbido por las aplicaciones P2P, destinadas al intercambio de información directamente entre dos usuarios. Así en sus comienzos, se esta haciendo ver como una simple ley anti-descarga, pero la pregunta es inevitable, una vez mitigado este punto, ¿cuál será su nuevo foco?, es decir, sentada la base, queda abierta la puerta a nuevos frentes que pueden poner en peligro la libertad en Internet y el concepto que le da sentido y fuerza: el intercambio de información.
De momento, queda abierto un nuevo mercado, que necesita la fórmula para conectar la industria de la imagen y el sonido con sus usuarios a través de Internet a un precio que contente a unos y otros. En este punto la publicidad tiene mucho que decir; pero surge otra pregunta, ¿están las actuales leyes preparadas para el nuevo modelo de negocio?